hay un piano
que cae y rebota
cada mañana
por este rojo tragaluz
sobre mi cabeza, cae,
su cola
espantando mis tiburones
fantásticos
hay un viento
que vibra y respira
mi aliento de buscar
la última gota de sangre
crucificada, en el mar
la noche
anterior, al sueño
despierto de vida
de muerte despierto
hay un silencio
que no hace el tiempo
eterno, que hace el alma
leyendaria
reconcilio lo que no está
pero estuvo, vigil-
antes de nueva generación
humana
hay un piano-mente
que subtitula casi todo
(el) este, sentir-se
despierta
celeste que no, quiero
tiempo, hay para irse
es tiempo, mientras,
de quedarse
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