Quiero ver todas tus reencarnaciones,
ser testigo y detective de cada uno
de tus fetiches sangrientos y grandilocuentes
para cuando la transmigración de tu ánima
termine, convertirme entera
en tu gran enciclopedia karmaleónica.
Y ojalá pueda obligarme a ser un cazador de lo bello y que nunca se me escape nada | Thoreau
jueves, 30 de octubre de 2008
sábado, 25 de octubre de 2008
Glándula Pineal
Sé que voy a abrirme:
desabrochar las costillas
de mi esqueleto
Temo encontrar
nada.
desabrochar las costillas
de mi esqueleto
Temo encontrar
nada.
lunes, 13 de octubre de 2008
Principio de incertidumbre
Cuando quieras ahogarte
ya sabés, llena tus pulmones
de agua, las vísceras
con tu propia mano
van a abrirse
y no es que confunda el mar
con la molécula de agua:
no es matarse
es desvivirse, vivir hacia atrás
o expulsada hacia delante
es la imposibilidad de ubicar
tiempo y espacio, en una exacta fórmula:
mi velocidad me hace
un punto irreferente.
ya sabés, llena tus pulmones
de agua, las vísceras
con tu propia mano
van a abrirse
y no es que confunda el mar
con la molécula de agua:
no es matarse
es desvivirse, vivir hacia atrás
o expulsada hacia delante
es la imposibilidad de ubicar
tiempo y espacio, en una exacta fórmula:
mi velocidad me hace
un punto irreferente.
martes, 7 de octubre de 2008
La reencarnación de las lilas
“Cuando el caminante canta en la oscuridad,
desmiente su estado de angustia,
mas no por ello ve más claro.”
desmiente su estado de angustia,
mas no por ello ve más claro.”
Segismundo (freud)
Vayamos a pregonar
el silencio que deja al pasar
la muñequita vestida de azul
a silenciar el lamento
de todas las muñecas perdidas
entre bosques de eucaliptos y araucarias
y si el temor todavía
vuelve, tapemos, hasta el cuero
cabelludo, todos nuestros desvelos
con sábanas cubiertas de lilas.
lunes, 6 de octubre de 2008
En los alrededores del universo
¿Cuántos ángeles pueden danzar
en la cabeza de un alfiler?
en la cabeza de un alfiler?
Porque llevamos siglos
en las mismas preguntas,
quiero ver asomar
cada planta de cada pie,
admirar la advertencia
de cada callo sin podar
(de tanto bailar y bailar)
y si se sentaran, las piernas al borde
de la cabeza, si estiraran
y volvieran a flexionar
las rodillas, toda animosidad
quedaría relegada a una exquisita
pirueta antes de que el globo
desaparezca.
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