La niña sube,
escalón por escalón
y en la cima
del
tobogán, contempla un mundo:
sus infinitas
posibilidades
de ser
ella
un envión
deslizándose sobre la
fibra
de vidrio recién a estrenar.
Y ojalá pueda obligarme a ser un cazador de lo bello y que nunca se me escape nada | Thoreau